¿Hacia dónde?

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La juventud de nuestro país atraviesa una de sus etapas más dificiles en la historia contemporánea, una etapa en la cual el terreno donde transita se encuentra minado, mina tras mina; por las sustancias adictivas, las enajenaciones mediaticas, las relaciones humanas de desecho y por un valemadrismo que solo conducira a la automarginamiento de la mayoría de las generaciones presentes ante un sistema que recicla solo la productividad autómata, la era de las ideologias y de la voluntad de lucha por lograr los cambios justos y necesarios ha pasado para la gran mayoria a una actitud de conformismo y pasividad pero con una gran inconformidad y disilusion al msismo tiempo.

Hoy en día uno se pregunta ¿en dónde estan esos grandes y nuevos artistas que ante realidades complejas criticaban lo vivido para proponer nuevas formas del contenido humano?, ¿en dónde estan los nuevos pensadores generacionales que sin temor a equivocarse deben formular nuevas propuestas?, ¿en dónde estan los nuevos activistas sociales que sean politicos de convición y vocación de tiempo completo?, ¿en dónde esta la juventud de México?

Está lamentablemente fumandose una pipa oxidada en la hamaca de la ignorancia y la decidia, está en el limbo, está extraviada en los laberintos de un mundo psiquiatrico, está gravemente herida, profundamente dañada, la juventud de hoy tiene miedo y es temerosa, y esta perdiendo lo más valioso en ella, esta perdiendo su calidad humana, entre los jovenes hay incomunicación y desconfianza, hay competitividad feroz, hay perdida de compañerismo y camaderia, los sexos se vengan uno del otro por cuestiones del pasado.

Hoy en día el ser un caballero es un peligro, hoy en día ser una dama es un riesgo, las feministas se vengan por el machismo, el machismo se venga por el femenismo. Pareciera que los extremos se juntan y excluyen al resto, y el resultado es obio; menos familias, menos matrimonios, menos hijos, menos seres, menos responsabilidades. Se dice en la moda de la vida contemporanea que hay que vivir el momento, el momentum, lo demás vale madresss.


De esta tempestad que se llevara a millones, también quedaran algunos en pie de lucha, en lucha por un sistema humanizado, en lucha por la defenza del humanismo, en lucha por tener fe en la bondad del ser humano, en lucha por ser dia a dia ser humano.


Hoy soy zomby, mañana sere ser humano.

Rombo R

Próxima Reunión

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Recordándoles que la próxima reunión plenaria será el 7 de noviembre en la misma sede, confirmen su asistencia por ahí desde antes, sobre todo quienes expondrán.

Exponen Amaro y Tets.


Saludos.

Diagnóstico de la crisis

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Disertación, la situación de crisis en México.
Ética.


I.
A la pregunta por la crisis ética actual en México habría que acotarla a ella misma con una serie de preguntas y reflexiones por la condición de posibilidad, tanto de la propia crisis, como por las condiciones de posibilidad para las respuestas, deseables y necesarias, pero inciertas y quizás imposibles. Una sola pregunta no implica una sola respuesta, no están en una relación de uno a uno, ni son exactas, ni son simétricas.

Habría que preguntarse si la situación en la que estamos es realmente una crisis, si vivimos realmente en un momento crítico y de trasformación profunda o simple y llanamente la ideología -como parte de una supra estructura definida y relacionada con un sistema económico y político determinados-, ha cambiado o se ha trastocado a sí misma a partir de otras transformaciones estructurales profundas; y si de paso también ha trastocado a los principios e ideales que nos apropiamos y defendimos tanto tiempo, pero que bajo ningún concepto están cambiando a la sociedad profundamente como la conocemos y que muy probablemente en el futuro la situación sea igual, sólo que con una problemática mucho más aguda y contradictoria de lo que ha sido hasta ahora, al menos en apariencia.


La pregunta es, si realmente es una crisis o se trata de un simple re-acomodo de las creencias y costumbres, de la normalidad, de lo cotidiano, y por lo tanto no hay realmente una crisis, solo una tendencia radicalizada a preceptos y principios que muchos de nosotros no compartimos. Si esto es así, si se trata sólo de un reacomodo, hay que buscar una buena razón para plantear una verdadera crítica y justificar por qué no estamos de acuerdo con la situación y por qué pensamos que otra es posible, y no solo posible, sino deseable.


Si se trata de una crisis entonces tenemos que ubicar los síntomas que la acompañan, y una vez que los hemos reconocido tenemos que ir a la raíz del problema. El fundamento de estos síntomas, lo que ha movido de sus cimientos los valores de toda la sociedad hacia un terreno, que lejos de ser bueno o malo, es diferente. Para encontrar dichos síntomas tenemos que entender cabalmente esa nueva perspectiva y no rechazarla de tajo y sin crítica verdadera y profunda.


Rechazo la idea simple de que nos encontramos en una crisis ética y que por el contrario, se trata “solo” de un cambio de centro de gravedad, circunscrita a una situación económica y política que a su vez pueden estar en crisis o no estarlo, pues no es lo mismo una verdadera crisis que el agotamiento de un sistema político o económico, dichos sistemas pueden subsistir mucho tiempo sin mayores cambios y sin entrar en crisis a pesar de estar agotados, pues la crisis está en otro lado, es diferente. Es probable que esta situación problemática que hemos identificado sea mas una transición generacional o una lucha de poder, pero no propiamente una crisis, la crisis hay que provocarla y ese debería ser el objetivo de esta agrupación.


¿Qué es una crisis? ¿Qué la hace diferente a los cambios inherentes a cualquier sociedad, individuo o ente? No sin temor a equivocarme me atrevo a afirmar que, para que esta situación actual fuera una crisis, no es necesario que las instituciones o que la estructura y la supra estructura no existan o se caigan a pedazos, la crisis es un proceso de cambio y de diagnóstico de una situación problemática, incluso incoherente, inconexa entre lo que esperamos o deseamos que fuera y lo que realmente es, entre el resultado esperado y el resultado concreto.


Pero no solo eso, hay un componente más que es el que nos lleva de los meros síntomas a los fundamentos de la crisis, de lo que está en la superficie a lo que realmente sostiene dicha situación problemática, y es precisamente la capacidad de problematizar, de cuestionar y proponer soluciones. La crisis se ubica ahí donde hay crítica, dónde se le provoca, la crisis es el resultado de dicha crítica, la situación problematica se vuelve crisis cuando se vuelve crítica, cuando se le ha problematizado y podemos entender realmente cuál es la raíz de la disociación entre lo que queremos y lo que tenemos, entre los resultados deseados y los obtenidos. Esta distancia aparece si y solo si somos críticos, si reflexionamos realmente sobre la situación en la que nos encontramos y lejos de solucionar parte por parte, detalle a detalle, podemos atajar los fundamentos, los propios cimientos de lo que consideramos puede ser mejor y es ahí donde debemos trabajar.


La crisis se provoca con la crítica, la crisis se sostiene con reflexión, y finalmente se soluciona con propuestas y cambios profundos, no de maquillaje ni superficiales. Nuestra responsabilidad está en señalar los síntomas de la situación que consideramos problemática, como dije antes, pero debemos profundizar y llevar la reflexión de los síntomas a los fundamentos, debemos provocar la crisis, poner en juego la crítica y que ésta devele las grietas, las verdaderas fisuras donde debemos intervenir para reparar el edificio social.


Hay un prejuicio muy extendido, que como nos enseñaron los Simpson, las crisis son también oportunidades, pero no toda crisis es una oportuncrisis, lo es sólo cuando hemos hecho la tarea y cumplido con la parte crítica de la situación problemática, la hemos problematizado, no basta señalar los síntomas, ese es el punto de partida pero debemos ir mas allá del puro diagnóstico, y se convertirá en una oportunidad si y sólo si tenemos una propuesta concreta y viable en la que podamos avocarnos y trasformar la situación problemática en una situación deseable, o conveniente, o al menos que conecte el deber ser con el ser lo mejor posible, que sea coherente.


Para tener una propuesta viable, clara y distinta debemos superar prejuicios, ignorancia y miedos, tanto grupales como personales y trabajar por un acuerdo que no sea violento, que no atente contra las distintas perspectivas y opiniones, creencias y conocimientos de quienes participan de este grupo de estudios. Digámoslo como debe ser: este grupo debe ser crítico. Así mismo tampoco deberá ser violento contra otros agentes de trasformación social que no compartan nuestras ideas o que sean nuestros antípodas teóricos, y mucho menos con quienes no están politizados o comprometidos en principio pero que puedan colaborar con nosotros.


Así mismo no podemos adoptar una posición ingenua y buena onda donde todo es admisible, y que todo quepa por mor de la mera opinión y del respeto a los derechos humanos y políticos de quienes emiten meras opiniones y no las sustentan en nada más que en su mero derecho a opinar y la libertad de expresión. La crítica se comparte con crítica, y la opinión se separa del verdadero conocimiento con crítica. Por supuesto que el medio para lograr este fin es el diálogo, abierto, respetuoso y franco, pero sobre todo bien fundamentado y argumentado, los puros resultados sin los procesos no son más que opiniones, y cada persona tendrá la suya.

Para ello tenemos que ocuparnos de los axiomas, los principios o las máximas, pasar de las premisas y las suposiciones a argumentar eficientemente para que nuestra propuesta sea combatida solo ideológicamente, no en sus aspectos técnicos.

En este caso la forma y el fondo no son lo mismo pues tendríamos que pensar, por ejemplo, en una forma práctica y eficiente de trasmitir ideas y propuestas, dicha plataforma esta en la red, en Internet, pero nuestra propuesta fundamentada en la crítica no puede compartir la naturaleza fugaz e inmediata inherente a Internet, sino que debe a su vez inocular el germen de la duda y de la reflexión, de la crítica en muchos otros, para que podamos establecer un verdadero diálogo a favor de algo firme y establecido, una especie de faro teórico que nos indique cual es el punto de partida y donde puede estar el punto de llegada aunque los medios sean fluctuantes, y aprovechándome de la imagen náutica, que seamos capaces de navegar como flotas agrupadas o como barcos solitarios, da lo mismo, en tanto tengamos ese faro que nos indique la ruta.


II.
Para comenzar con el diagnóstico y para problematizar la situación actual y poderla convertir en una verdadera crisis, deberíamos comenzar por plantear cuál es la pregunta de la ética, es decir: plantear la pregunta por la ética, y de esta forma comenzamos la labor crítica de definir y delimitar los verdaderos alcances de cada uno de los ámbitos que nos ocupan en este taller.

La pregunta por la ética debe señalarnos cuál es la pregunta de la ética. No debemos argumentar ingenuamente que es la pregunta por el bien y el mal, o por lo que es bueno o malo, tampoco por El Bien y El Mal como formas metafísicas absolutas. En realidad son todas esas respuestas pero ninguna exactamente, pues en esencia, una definición de la ética por su pregunta por el bien y el mal es una pregunta moralista. Así mismo, si la definición fuera como la que da Kant, como la pregunta por lo que debemos hacer (o el deber ser), es una respuesta insuficiente, ya que ve sólo el aspecto práctico de la misma. Veremos más adelante que si la moral no se reduce sólo a la práctica -a las mores, o las costumbres-, mucho menos la ética, pues es un componente fundamental de la propia ética la reflexión, y de nuevo, la crítica; el rechazo a los dogmas y las verdades establecidas de antemano por autoridad, o que sean socialmente aceptadas.


Hay que plantear la verdadera pregunta por la ética y luego por la pregunta de la ética, así como su diferencia con la moral y la política. Si existe la pregunta “verdadera” por la ética hay que pensar a su vez si es posible o si quiera deseable una única y sólida respuesta para toda ética posible. Es decir, si l arespuesta es una definición de la ética tal que “la ética es x, y o z y no puede cambiar”, es decir: si es realmente a-histórica, o si mas bien se compenetra con los sistemas sociales, políticos y económicos y entonces el cambio es multifactorial, o debería serlo, y al ética no es extática.


El problema del pensamiento totalitario y unitario –incluso utilitario-, es precisamente la unicidad, la claridad y la distinción de sus respuestas. Si nos preguntamos por la ética dentro de la lógica del totalitarismo nos dirá que su pregunta es por lo Bueno y lo Malo, enumerará características contradictorias y excluyentes entre sí, y convertirá sus juicios de valor en verdades absolutas que, o aceptamos o rechazamos sin ningún tipo de mediación, mucho menos de crítica.


Hay que insistir en que no podemos aceptar un pensamiento unitario y totalizador, pero tampoco el ingenuo buena onda en la que todo cabe y en la que todo es válido, que define lo que es bueno y malo para cada quien. El uso y abuso de los discursos democratizadores y tolerantes no son mas que un escudo, o una excusa para justificar lo injustificable, lo que podríamos llamar el mal en sí: los genocidios, la guerra económica, la imposición de ideologías (sean estas de hoces y martillos o de barras y estrellas). Pero no moralicemos.


En ambos casos (de la lógica del totalitarismo y la lógica de completa laxitud), las respuestas son moralistas pues la pregunta está mal planteada desde el principio. La pregunta de la ética es: cómo discernir entre lo que es bueno o deseable, o que es y como puede ser mejor; qué debemos hacer o cómo podemos trabajar para lograrlo o simplemente obtenerlo. La pregunta planteada por El Bien y El Mal es moralista porque opone los contrarios y marca un solo camino como el camino deseable y posible, pero el mal no es deseable ni nadie hace el mal concientemente, ello sucede o por ignorancia o por enfermedad.


Los ignorantes incluso piensan que lo que escogen es Bueno, aunque otros lo llegaran a considerar Malo, que para ellos esté bien es porque no lo saben, este es el problema socrático por excelencia. En el caso de los enfermos mentales, cuyas psicopatologías precisamente no les permite distinguir entre “el bien” y “el mal” es donde radica su inmoralidad, perono su falta de ética.


Por supuesto que hay mal en el mundo, que hay cosas que no deberían ser bajo ninguna circunstancia y que ninguna perspectiva justificaría. El problema es que tales actos están fundamentados en la creencia de que lo que se busca es un bien, o en un interés particular, cuyos beneficios pueden pasar por un bien mayor aunque los medios sean reprobables. Que no estemos de acuerdo con ello no lo hace inaceptable o incomprensible, quizás no compartiremos la viabilidad del acto, pero sí el fundamento: lo que creemos justo, bueno, ético, es algo por lo que hay que luchar.


Esa es la pura forma, solo que el contenido es diverso y ese es el problema de la ética. La pregunta sería, en parte, por la posibilidad de la coexistencia entre distintas posturas que sin ser contradictorias ni excluyentes entre sí pueden coexistir y deberán coexistir, el problema es cómo lidiar con los pequeños detalles que sí las hacen incompatibles sin violencia y sin aniquilar a lo que es diferente, por un lado, y sin la hipocrecía del dejar pasar y dejar hacer sin más.


La tolerancia buena onda y el totalitarismo no coexisten con nada mas, pues la primera no critica aquello con lo que esta coexistiendo y por lo tanto no se relaciona con ello; y el totalitarismo lo elimina de un plumazo. ¿Cómo resolver el dilema de la coexistencia? No es la mera democracia como emisión de votos durante periodos bien determinados, ni la pura tolerancia y su nulidad crítica y en una de esas, también nulidad asertiva: no afirma ni niega, no se compromete, solo deja hacer y deja pasar, sin compromisos teóricos, ya sean morales o éticos.


No podemos caer en la demencia de eliminar todo lo que no cabe dentro de los límites que hemos definido como “aceptable”, ni cometer la tontería de definir como “aceptable” todo, o a la inversa, como “inaceptable” todo lo que está más allá de nuestros limites, de comprensión, empatía, simpatía y gusto. Lo que se requiere es un compromiso teórico no solo con la conservación de aquello que sentimos se va perdiendo, lo que consideramos “importante”; debemos comprometernos con las acciones que también transformarán la situación problemática en la que nos encontramos, saldremos de ella, o la convertiremos en una crisis, una vez que nos hayamos planteado un objetivo realizable, posible y deseable y tengamos las acciones concretas a seguir, este taller es un buen principio pero es a todas luces sólo un diagnóstico, aunque insuficiente para salir de la situación problemática al menos es un principio para problematizarla.


El cambio y la permanencia son dos complementos necesarios, no podemos destruirlo todo y comenzar de cero, tampoco debemos institucionalizar el cambio y volverlo inmóvil, una pieza de museo, un dogma irrefutable. Que la situación actual sea diferente a la que esperábamos encontrar en otra época y en otro contexto no la hace en sí mala, o no lo sabremos hasta que no lo reflexionemos profundamente y entremos al punto mas bajo de la crisis y los elementos contradictorios y disfuncionales sean claros y distintos y entonces tengamos al menos la certeza de cuál es el nuevo camino a seguir.


Hasta este punto debería estar claro, que el problema no es de la pregunta misma de la ética, sino las múltiples respuestas que caben dentro de la fórmula genérica de la pregunta por lo bueno y lo mejor, por lo que es deseable y por cómo hacer compatible el mundo del ser con el del deber ser. El malo, o lo malo, no es una opción para nadie, se vuelve una opinión cuando hay un choque de visiones, ideologías o fines e intereses.


El problema de la ética, y el problema de la situacióbn actual es que parecería que en una formula vacía de la pregunta cabe una gran multiplicidad de respuestas, y que no se delimitan a lo que consideramos bueno o malo, ni mucho menos a una sustantivación de los conceptos fundamentales, pues ello deriva en el dogma. El punto nodal está en la forma práctica y cotidiana de qué hacer, y qué hacemos de hecho, para lograr que el ser y el deber se acerquen, acortar la distancia entre la estructura y la supra estructura, que no estén tan dislocados o distantes, no hay empate posible, pero si hay acercamiento.


III.
Me queda un dilema más, y que no es simple ni espero encontrar una respuesta en este taller o por lo menos pronto. Está en la obra mas menos reciente de Hilary Putman, que proclama el fin de la ontología y la metafísica como bases de la ética.

Lo que Putman propone es una ética formal, desfondada, prominentemente práctica donde es innecesaria la pregunta que origina y fundamente toda reflexión ética, y por ello al principio mencionaba que aunque no son el fundamento de la pregunta de la ética, si son parte de la respuesta, son el bien y el mal y sus versiones prácticas como “lo bueno y lo malo”, y las formas metafísicas y abstractas como “El Bien y El Mal”. La pregunta impele a dar una respuesta preferentemente práctica, sin embargo es necesario tener a la vista los límites de nuestra reflexión y de lo que es aceptable y deseable formuladas como principios o máximas o ideales, ello constituye el faro teórico que mencioné antes y que hay que establecer firmemente, que como conceptos son los auxiliares que anclan nuestro discurso y dan dirección al proyecto y sentido a las acciones concretas que debamos emprender.


Estos principios o máximas, o como quieran llamarlos, deben acudir a los otros y mediante el diálogo establecer acuerdos –que no es lo mismo que la identificación de los polos opuestos- y programar acciones concretas que transforman día a día nuestra realidad, lo cotidiano. Esta es la forma pre-revolucionaria por excelencia, ahí está el cambio en provocar la crisis, en criticar la situación problemática en la que nos encontramos. Iniciar con este taller es un principio, publicarlo es obligatorio, aprovechando las nuevas plataformas y medios de difusión que están a nuestro alcance.


El problema de una ética desfondada y formal, así como carente de sistematización, es la falta de una dirección clara y distinta, de una propuesta específica. Además, no es deseable en tanto no nos permite entender la situación problemática, mucho menos llevarla a la siguiente fase de problematización y critica, pues no hay contradicción en ella, no la reconoce, no se compromte ni sabe elegir, no critica. Pero tampoco es deseable una vuelta al dogma y al anquilosamiento, pues ahí desaparece la crítica al institucionalizarse, hay que tener en cuenta tanto lo que consideremos que debe cambiar como lo que hay que conservar.


Iba a proponer tres máximas o principios, pero los considero en este momento extremadamente teóricos y responden mas a una reflexión personal que nada tiene que ver con este ejercicio grupal, sin embargo, para marcar la pauta de cómo debería comenzar – o como comienza de hecho- la reflexión y la problematización ética, y de cómo ello debería provocar la crisis de la ética, pues debo insistir: no estamos en una crisis porque aun no hay ni un diagnóstico ni un síntoma claramente identificado, simplemente un cambio que puede ser perfectamente normal, un movimiento trans generacional, pero decia, para señalar el origen de la reflexión ética citaré un pasaje de Herzog de Saúl Bellow donde da, por decirlo así, la patada inicial:


“Se había acostumbrado a esperar, veía la importancia (de los preparativo) y ya no era tan impaciente, (…) quizás comenzaría la descripción desde su enloquecido desorden interno, o por el hecho de que estaba temblando. ¿Y por qué? Porque había dejado que el mundo entero lo presionara. ¿Cómo qué por ejemplo? Bueno, por ejemplo, qué significa eso para ser un hombre. En una ciudad. En un siglo. En transición. En la masa. Transformado por la ciencia. Bajo un poder organizado. Sujeto a tremendos controles. En una condición causada por la mecanización. Después del último yerro de las esperanzas radicales. En una sociedad que no es comunidad y devalúa a la persona. En deuda con el múltiple poder de los números que hace a la persona insignificante. El mismo que gasta miles de millones contra los enemigos externos pero que no puede pagar por el orden en casa. El que permite salvajismo y barbarie en sus propias grandes ciudades. Al mismo tiempo, la presión de millones de humanos que han descubierto lo que los pensamientos y esfuerzos concentrados pueden hacer. Como mega toneladas de organismos de forma acuática en el piso del océano. Como la marea que pule las piedras, como le viento que ahueca los acantilados. La hermosa súper maquinaria abierta a nuevas vidas por innumerables humanidades. ¿Podrías tú negar su derecho a existir? ¿Podrías pedirles que trabajen y tengan hambre mientras disfrutas de ti mismo con tus viejos valores? Tú mismo eres un hijo de esa masa y un hermano de todos los demás. O, de otro modo, serías un ingrato, diletante, idiota. Entonces, Herzog, pensó Herzog, desde que tú preguntaste, por ejemplo, ese es el camino que sigue”.

Saúl Bellow. Herzog.


A partir del momento en que hemos sido alcanzados por la pregunta, por una verdadera pregunta y estamos dispuestos a ir al fondo del problema podemos hablar del ejercicio filosófico, solo cuando trastoca profundamente nuestras creencias y nos impele a trasformar el mundo en que vivimos a la par de trasformar la idea que tenemos de dicho mundo, solo así se hace filosofía y se hace de manera crítica.

Ese es el camino que sigue, la discusión por deporte y los argumentos sin propuesta ni desarrollos adecuados son solo opiniones, y el primer síntoma que reconozco de una posible crisis ética es ese: que todos piensan que pueden opinar sin mas por tener el derecho a hacerlo, aun cuando se trate sin sentidos, quimeras o busque anular las ideas de otros, en el mejor de los casos, en la mayoría de ellos, son a su vez, solo opiniones.


Septiembre 2009, México D.F.
Ignacio Bazán Estrada.

Pequeños pasajes del tiempo: La juajolota y el atole

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Don panchito se despertó muy temprano por la mañana, a eso de las 5:00 am, se puso sus aparejos, y salió hacia la fría madrugada, el aliento caliente expedía vapor al ambiente, caminó a paso lento unas cuadras y dobló en la segunda esquina a la derecha, sacó sus pesadas manos de los bolsillos de su chamarra de lana y recibió a mano extendida una guajolota bien caliente, ahora de chile y manteca con su atole bien requetecaliente.

- Ahora es cuando don panchito, hay que entrarle duro a la torta pa' tener con que- dijo la marchante de las juagolotas.


A lo que don panchito respondió:

- No doña, si ya nos cargó la chingada, ya todo lo vendieron, y a nosotros nos van a tirar como chiras viejas, ya lo que viene va estar muy cabrón, y yo ya estoy viejo y cansado pa lo que sigue.


- No se me agüite don panchito, no se me agüite, que mientras haya maíz y atole formamos la cuadrilla.

-Ja ja, ja.-La juagolota le dijo al atole, jajajaaja.


at.
Rombo.

Antiliberalismo Mexicano

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Les dejo un ensayo de Soledad Loaeza, con dos propósitos, uno es señalar que si bien es un periódico que a veces es un poco tendencioso y no es preclaro, sí da cabida a pensamientos distintos a los de la línea editorial; y segundo, me parece muy criticable la idea de la autora que, sólo el liberalismo es democracia - hemos visto que no necesariamente- y que el liberalismo y su individualismo son lo mejor para la sociedad, que pienso que no, que esta tesis se opone a la mía de recostituir la comunidad, sin corporativismos ni militancias, sino la comunidad, el trabajo en conjunto, hace falta incentivar más la colaboración y menos la confrontaión.

Saludos.

Antiliberalismo mexicano

Soledad Loaeza
Fuente: La Jornada. jueves 15 de octubre 2009.

El decreto presidencial que establece la desaparición de Luz y Fuerza del Centro ha reactivado las pulsiones corporativas de sectores de opinión renuentes a la plena transformación del sistema político. En la defensa de los intereses del sindicato de electricistas, el SME, se descubre la tensión que históricamente ha opuesto el liberalismo individualista –igualmente aborrecido por la izquierda y por la derecha–, y la defensa del gremio, de los cuerpos, de los actores colectivos, que comparten los católicos y la vieja izquierda que siempre han mirado con desconfianza al liberalismo. Como ha señalado el gobierno, lo que está en juego es el interés particular de un grupo, el SME, frente al interés general que representa el Estado.

El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), al igual que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), entre otros, no encuentra cabida en un sistema político dominado por partidos de ciudadanos, cuya fuerza reside en el voto como expresión individualizada de participación, y ya no en la representación corporativa. Por ejemplo, la creación de un partido para los maestros, el Partido Nueva Alianza (Panal) fue antes que nada una estrategia diseñada por la dirigencia magisterial para asegurarse la supervivencia y la preservación de la capacidad de influencia del gremio en un entorno profundamente transformado por el ascenso de la democracia liberal. Todo indica que la dirigencia magisterial mira con terror cómo frente a la urna de votación, el maestro puede transformarse en ciudadano y elegir un representante ajeno a los intereses del gremio, pero digno de su confianza y acreedor de sus preferencias.

En México, así como en numerosos países, el sindicalismo ha tocado sus límites, pues muchas de las funciones políticas que desempeñaba en el régimen autoritario han desaparecido en democracia. En el pasado la fuerza de los sindicatos se medía en términos de su capacidad de control político, el cual ponían o no al servicio del partido en el poder. A cambio de comprometerse con la estabilidad, los sindicatos recibían –o tenemos que decir, reciben– muchas ventajas monetarias y de otro tipo, por ejemplo: jornadas laborales reducidas, jugosas jubilaciones, la posibilidad de heredar la plaza a un familiar o a un amigo, salarios elevados, prestaciones envidiables, viáticos por desplazarse de una delegación del Distrito Federal a otra. No en balde Martín Esparza declaró No nos van a quitar la empresa, de la cual efectivamente se habían apropiado. Cuando el pilar de los equilibrios políticos son las elecciones, el voto y la competencia entre los partidos se reduce la importancia de la contribución de los sindicatos a la estabilidad política. De ahí que se hayan extinguido las razones bien perversas que justificaban los privilegios del gremio.

Este fenómeno no es de ninguna manera exclusivo de México. En general, la consolidación de sistemas democráticos reduce las funciones de los sindicatos a una estricta defensa de sus derechos laborales y limita sus relaciones al ámbito industrial, a una interlocución con la empresa. Este proceso ha desembocado en la despolitización de estas organizaciones y en su especialización en los fines para los que fueron creadas: la defensa de los intereses laborales, que no necesariamente incluyen la representación ciudadana, que queda a cargo de los partidos. Tan es así que el lugar de trabajo ha dejado de ser el terreno básico de organización de estos últimos; ahora, en cambio, fincan sus unidades básicas de organización en el lugar de residencia. Esta evolución también está vinculada con cambios en la economía, en el mercado de trabajo y en una noción de democracia en la que los ciudadanos ocupan un lugar prominente. Por ejemplo, ¿qué pasaría con los sindicatos si se reformara la Ley Federal del Trabajo y en lugar de que la empresa descuente a cada trabajador su cuota sindical, deja en manos del propio sindicato esa responsabilidad? ¿Cuántos trabajadores estarían dispuestos a abrir ellos mismos su cartera y pagar esas cuotas?

La decisión del 9 de octubre del presidente Calderón materializó los problemas asociados con la continuidad de las grandes organizaciones laborales heredadas de los tiempos en que el PRI era el partido hegemónico, y cuya asociación con un proyecto democrático desapareció desde hace décadas. Este acontecimiento nos obliga a replantear la discusión a propósito de nuestra titubeante democracia en términos que van mucho más allá de leyes y organismos electorales. Es preciso incorporar el tema de las corporaciones que han bloqueado la consolidación de los cambios políticos y de un pluripartidismo efectivo, que, sin embargo, tiende a calcificarse. ¿Cuál es la influencia de los grandes sindicatos de origen priísta en este endurecimiento? ¿Qué tan responsables son de la pobre credibilidad de nuestra democracia y de su futuro?

La causa del SME será débil en tanto sea vista como un problema particular. Es decir, el gobierno podrá justificar la radical medida mientras trate el caso como un asunto que atañe a un grupo limitado de trabajadores, que ameritaba una solución de ese alcance porque los excesos del sindicato llevaron la empresa a la ruina. El SME, en cambio, busca fortalecerse aduciendo que el gobierno calderonista ha lanzado una amplia ofensiva antisindicalista que habrá de alcanzar a todas las organizaciones de trabajadores. El objetivo de la dirigencia sindical es distraer la atención de las condiciones de privilegio que se había asegurado. Sin embargo, bien sabemos que el SME no es la única corporación atrincherada en privilegios que se imponen a la ciudadanía. Atendamos la invitación de los líderes y miremos alrededor; sólo así podremos calibrar la hostilidad antiliberal que frena el desarrollo de la democracia.

http://www.jornada.unam.mx/2009/10/15/index.php?section=politica&article=022a2pol


DEMOCRACIA PARTICIPATIVA.

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La democracia participativa debe implementarce como un programa de políticas públicas para contribuir en dos aspectos fundamentales ante la actual crisis; el primero la inclusión social de los derechos del individuo en los derechos sociales, y dos la instrumentación de la economía como un medio del desarrollo sustentable en favor del bienestar del ser humano.
Ante la actual crisis es tiempo de proponer y poner en práctica políticas alternativas que den soluciones concretas a los problemas concretos, hoy es tiempo de diseñar, proponer y practicar lo que realmente es viable en un mundo globalizado e interdependiente, es momento de replantear un camino con base en la democracia participativa.
Para que un programa de políticas públicas con base en el concepto de la democracia participativa tenga lugar y desarrollo, es necesario que se protegan las bases primarias de un régimen democrático representativo y este a su vez debe de gozar de plena legalidad institucional y de legitimidad electoral, por lo que la democracia representativa debe ser complementada y reforzada por la democracia participativa.
Es de vital importancia que los organismos de la sociedad civil y la sociedad en general contribuyan a la implementación y práctica de las políticas públicas para lograr la inclusión social de los individuos, es necesario que sean los propios ciudadanos quienes en la vida cotidiana hagan una costumbre social el respeto y ejercicio de los derechos del individuo en concordancia con los derechos sociales, y a su vez contribuyan para que la economía sea un instrumento o medio para lograr el bienestar material y metafísico del ser humano y su sociedad, lo anterior con base en el respeto a la diversidad social como elemento de unidad y la inclusión social EN FAVOR DE una democracia participativa.
De esta manera el centro gravitacional de la democracia ES la participación ciudadana, y los representantes públicos adoptarían un papel de conducción en la implementación de las políticas.
A este respecto Gramsci menciona:
"El carácter orgánico sólo puede pertenecer al centralismo democrático, que es un centralismo en movimiento, vale decir, una continua adecuación de la organización al movimiento real una capacidad de equilibrar el impulso de la base con las directivas de la superioridad, una inserción continua de los elementos que surgen de lo profundo de la masa en el sólido cuadro del aparato de dirección, el cual asegura la continuidad y la acumulación regular de las experiencias. Tal centralismo es orgánico porque tiene en cuenta el movimiento, que es la forma orgánica en que se revela la realidad histórica, y que no se esteriliza mecánicamente en la burocracia: al mismo tiempo tiene en cuenta aquello que es relativamente estable y permanente o que por lo menos se mueve en una dirección fácil de prever."[6]
La propuesta sobre la democracia participativa debe expresarce en una serie de programas de políticas públicas, en específico dependiendo de las circunstancias económicas, políticas, sociales, culturales e históricas de nuestro país en particular o de la región en específico, ahora bien, el planteamiento de implementación de políticas públicas sobre el concepto de la inclusión social por la democracia participativa, debe estructurarse en un plan programático que represente el consenso de la sociedad en la expresión de un pacto nacional, este gran pacto del país, hablando de los Estados Unidos Mexicanos, debe ser convocado por la sociedad civil organizada, los partidos políticos, la iniciativa privada y los sindicatos, así como por los profesionales, científicos, académicos y estudiantes, es necesario que la convocatoria por este gran pacto nacional sea lo más amplia posible y en el se definan las políticas públicas a seguir para restablecer el equilibrio tanto político como económico del país; como por ejemplo hacer frente a la actual crisis económica con políticas anticiclicas con base en la doctrina de Keynes; bajar la carga impositiva a los contribuyentes, fomentar el gasto público en obras de infrestructura que detonen el potencial económico del país y crear así empleos en el sector de la construcción, otorgar estímulos económicos para la atracción de inversión de capitales tanto nacionales como extranjeros, idear lineamientos generales para contribuir a la generación de un desarrollo sustentable, así como políticas de protección al medio ambiente, reactivar la producción del campo con base en incentivos a los productores del campo y subsidios a la producción agropecuaria, recursos que deben ser gestionados y proporcionados por la banca de segundo piso así como por los organismos financieros, en el caso de México; el INSTRUMENTO DEBE DE SER EL Banco de México, de esta manera podría cumplirse con el aspecto de seguridad alimentaria tanto nacional como regional e implementar una política de seguridad alimentaria para la región entera de America del Norte, creandoce así empleos en el sector agrícola, en donde es importante también apoyar a las sociedades de gestión colectiva y de propiedad privada en el campo, adoptar lo mejor de los ensayos sociales como SON la implementación del mejoramiento del sector salud con finanzas públicas sanas, cuyos hospitales o centros de salud gocen de facultades de autonomía técnica y de gestión administrativa, rompiendo así con la inercia de las burocracias, el deporte debe verse como un proyecto de una verdadera política de Estado hacia el mundo, para ello deben de estimularse la creación de centros deportivos en las ciudades para la captación de nuevos talentos que representen la posibilidad de convertirse en grandes atletas de alto rendimiento, mejorar la educación pública y gratuita con base en el poder de decisión del individuo como estudiante en la elección de la universidad en donde quisiera estudiar, lo anterior con base en el nivel académico del estudiante, así mismo es importante el estimular la conformación de grupos académicos de estudiantes de alto rendimiento y aprovechar su talento para la elaboración de programas de investigación viables y que puedan ser redituables en la practica, para mencionar algunos aspectos, pero habría más cuestiones de gran importancia que tratar y analizar en la conformación del programa practico de la inclusión social por la democracia participativa en México, en resumen un pacto nacional, lograr un restablecimiento del equilibrio económico y social del país ante la crisis económica mundial, y dos establecer una serie de políticas de inclusión social para la conformación de un desarrollo económico y social sano.
Para lograr la reconducción de la economía global no bastaría la simple decisión de hacerlo en las actuales circunstancias, por lo que el eje de las políticas publicas debe virar los grados posibles hacía la dirección correcta de lo que podría ser un programa de políticas públicas sobre la democracia participativa, con base en dos principios rectores; el primero la inclusión social del derecho de los individuos a los derechos sociales y dos implementar el instrumento de la economía como un medio en favor del fin último que debe ser el bienestar material y metafísico del ser humano en su conjunto, en un concierto de naciones y regiones que propicien el intercambio de bienes y servicios.
Cada país o región puede y debe debatir sobre que políticas pueden implementarse y de que manera, su tiempo para su implementación y los grados de práctica, uno de los temas centrales en el caso internacional, es la necesidad de regular con mayor control al sistema financiero internacional, que de manera paralela a los Estados nacionales, ha creado un superestructura internacional que es hasta cierto grado autónoma al no estar sujeta de manera eficaz a los controles de las legislaciones nacionales o del derecho internacional público, por lo que la creación de los ordenamientos y de las instituciones de derecho internacional como la constitución de tribunales internacionales o regionales sobre el derecho financiero es una necesidad ipostergable para lograr una mejor regulación del sistema financiero internacional, sin embargo este esfuerzo debe ser entendido como la implementación de una política internacional en favor de la democracia participativa.
Por lo que también es necesario como política en favor de la inclusion social y de la democracia participativa estudiar la posibilidad de la creación de un Tribunal permanente arbitral del TLCAN o NAFTA como un organismo internacional público, constituido y reconocido por los Estados Nacionales miembros como una instancia jurisdiccional con competencia en derecho internacional.
Para que un programa de políticas públicas basado en el concepto de la democracia participativa se desarrolle, es necesario que se fortalezcan las bases primarias de un régimen democrático que goce de legalidad institucional y de legitimidad electoral, por lo que la democracia representativa debe ser complementada por la democracia participativa activa de la ciudadanía en México.