Diego mandó este texto:
“El más cruel de los despotismos es el que se ejerce bajo la máscara de la libertad... Es muy difícil que la conozcan los pueblos, antes se dejan arrastrar de contrarias apariencias y toda tentativa para contenerla tiene el aspecto de una defección de las banderas de la libertad. Entra, pues, el temor en los buenos y notando este funesto efecto los impíos, cobran ánimo... de este modo se encadenan los pueblos, mi querido Elpidio.”
Padre Félix Varela.
Hace seis años fuimos
partícipes de unas elecciones evidentemente complejas. No voy a
profundizar en las dudas de la legalidad de los comicios, las
campañas negras y la válida voz que exigía un recuento ciudadano
por la mínima brecha del 0.57% de los votos. Aunque hechos del
pasado, son antecedentes vitales para comprender este proceso
electoral por concluir. Éste es un llamado a pensar en lo que está
en juego en estas elecciones. Cada uno conserva preferencias por
cierto grupo político o candidato, que al final traduciremos en un
acto democrático: el sufragio efectivo ¿Es éste el gran poder de
la democracia contemporánea? ¿Hasta aquí llega el milagro que
tanto le costó a generaciones pasadas de lucha ciudadana? Creo que
como pueblo y sociedad podemos hacer mucho más que lo que todos los
partidos políticos nos han determinado a hacer. Cierto es que no nos
sentimos representados por ellos.
En México no existen las
candidaturas ciudadanas que harían una gran diferencia en todos los
puestos públicos. ¿Qué hay de disparatado en que la sociedad
proponga y vote a sus propios representantes de manera directa y no a
través de los partidos políticos? Estamos es cierto, ante una
partidocracia que cada sexenio y legislación se sigue repartiendo
las riquezas de todo un pueblo. Tricolores, azules y amarillos,
además de todos los partidos parásitos que año con año reciben
millones de pesos, todos parte del mismo sistema, cambian las reglas
del juego a su conveniencia. Esto nos seguirá pasando mientras
ignoremos el poder que representamos, y sobre todo el potencial que
tenemos como nación.
Es desde esta condición
que hago a un llamado a todos los ciudadanos a pesar de su
preferencia electoral: un llamado a lo más básico, al sentido
común. Muy por encima de las pre-concepciones e ideas generadas que
vemos en TV o escuchamos en la calle, acerca de cualquier candidato.
Invoco al poder que representamos como pueblo. ¿Qué tipo de
democracia es aquella que no tiene alternancia en sus poderes? ¿Hay
algo malo en probar una alternativa desconocida, cuál es el
argumento contra lo que no conocemos? ¿A qué podemos temer después
de tanto saqueo político, de tanta sangre derramada y con un
presente que nos corresponde sólo a nosotros cambiar?
Hay tres candidatos que
lejos de lo que se dice o representan, en resumidas cuentas implican:
el regreso al pasado autoritario con Peña Nieto y el PRI; una
continuación de la trágica situación nacional con Vázquez Mota y
el PAN, y una esperanza con todo el derecho de la incertidumbre con
López Obrador, quien representa más a un gran sector de la sociedad
que a un partido corrupto como el PRD y todos los demás.
El movimiento estudiantil
emergente es una muestra evidente de que el país está cambiando.
Son estos jóvenes que buscaron amedrentar en el 68, a quienes el
mismo sistema teme y que más de 40 años después lejos de haber
incluido, no comprende y le sorprende su explosión. Tal vez de forma
lógica, existen puntos en común con las propuestas de López
Obrador, como una de las principales líneas del movimiento: la de
democratizar los medios de comunicación y que tanto Televisa y
TvAzteca no sean las únicas emisoras de televisión abierta.
Otra propuesta afín es
la de remover de una vez por todas a Elba Esther Gordillo, dueña por
cierto del PANAL y quien tiene a su elocuente títere Quadri como
caza de votos en caso de un final cerrado, dama siniestra y
auto-proclamada presidencia vitalicia del Sindicato de Maestros,
lastre de la educación en el país. Además de las reformas a
partidos políticos y la electoral que tanto dinero le cuesta al país
y que no se refleja en ningún beneficio social. Estoy seguro que a
través de la propuesta de Andrés Manuel las candidaturas ciudadanas
se podrían lograr, limitando el poder de los partidos a través de
la fuerza política que encabeza. Es además el único que ha
propuesto las figuras del plebiscito y referendum, dejando su cargo
si no es aprobada su labor como Presidente en los primeros 2 y 4
años. Por último, es la única gestión que no se puede comprobar
que ha sido desastrosa.
¿Es verdad que hay tanta
gente que quiere un retroceso en al vida nacional? ¿Será cierto que
no hay memoria, no sólo de lo que ha representado el PRI durante 71
años, corrupción que encarnada en ex-gobernadores pretenden formar
parte del gabinete de Peña Nieto, sino por lo que se ha perdido
desde entonces y durante sólo 2 sexenios del PAN, logrando más de
70,000 tumbas -casi lo mismo que la bomba nuclear de Nagasaki- y
dejando el país bajo control del narco? El gran termómetro que
tenemos en la vida política nacional con respecto a un cambio y la
alternativa que encabeza Andrés Manuel López Obrador, es que
tristemente no tenemos ya nada qué perder y mucho que ganar.
Tal vez en el futuro
regresen los otros partidos al poder, no lo sé, pero sería normal,
pues esa es la naturaleza de la democracia que adoptamos. Si le hemos
dado tanto tiempo a dos partidos -los años de nuestros abuelos, los
años de nuestros padres- ¿porqué no darle la oportunidad a López
Obrador para hacer un país mejor pensando en el futuro? Si nuestra
elección es honesta, entonces tenemos derecho a equivocarnos.
Todo político actuará
como lo ha hecho en el pasado, aquí sólo unos pocos datos: ¿sabías
que AMLOve vivió en una comunidad indígena durante año y medio? ¿O
que fue nombrado como mejor alcalde a nivel mundial cuando fue
Gobernador del DF, y que es el único candidato que se acerca a la
gente sin escoltas ni seguridad en su recorrido por el país en todos
los miles de municipios que tiene? El plantón de Reforma -acorde al
derecho de libre manifestación y favorito como falso argumento de
sus opositores- fue una resistencia civil pacífica que evito
enfrentamientos violentos después de la negativa del recuento. A
cambio se sacrificaron las 70,000 almas de las que Calderón es
impunemente responsable. Ni justicia, ni democracia.
Sabemos la fragilidad de
las instituciones encargadas de vigilar la legalidad de la elección.
¿Qué podemos hacer como ciudadanos? ¿Cómo podemos evitar una
imposición por parte de las esferas políticas más poderosas de
México? ¿Hasta dónde el dinero puede forzar un presidente y hasta
dónde es la sociedad quien puede poner un alto? Esta vez es
necesaria una amplia ventaja electoral: para evitar nuevamente un
fraude. Por eso es necesario tu voto, para ser una indiscutible
mayoría y el resultado sea evidente. No estamos lejos de serlo, pero
necesitamos cada uno de los votos indecisos y votos útiles que en su
momento se usaron para históricamente derrotar al PRI en 2000.
Podemos hacerlo de nuevo con tu ayuda.
¿Qué podemos hacer? Ir
a votar, invitar a otros a hacerlo. Nadie puede decirte por quién
votar, puedes elegir entre la manipulación, las mentiras y los
dogmas. Ése es el acto de fe que el país ha depositado en ti.
Puedes beneficiarte de las despensas que te dan los partidos, los
regalos de campaña o en la jornada electoral. Pero a la hora de
votar eso no importa: ese momento privado e intimo entre la boleta
electoral y tú es sólo tuyo y nadie puede determinarlo. Nadie puede
comprobar si votaste o no por el PRI, y mucho menos quitarte tu
trabajo por esa razón.
¿Qué más? Vigilar y
defender el voto, que los comicios y conteos se lleven de forma
transparente. Que no se compre o condicione ningún voto.
Absolutamente nadie puede saber por quién votaste, pero hay
estrategias para intentar seducirte o espantarte: comprarte o
amedrentar tu elección. No le creas a las encuestas de la TV: están
pagadas, sólo son parte de la simulación que venden todos los días
y buscan el “efecto parvada”: que te unas con el posible ganador.
Pero la realidad es que tú decides al ganador. Vigila el voto con
cámaras de video, fotografías y audio. La jornada electoral la
hacemos todos y a diferencia de 2006, estamos más informados y más
unidos. No creas en las campañas negras de la TV, lo que buscan es
dividirte de tu familia, de tus vecinos y amigos. Quieren usar el
miedo como último recurso desesperado para evitar que libremente
elijas una nueva alternativa. Al final eso es una buena señal.
Tu voto es más
importante que nunca. Quien olvida -o ignora- la historia está
condenado a repetirla. Dejemos un mejor legado a las generaciones
futuras del siglo XXI, el futuro es ahora. Mostrémosles que no
estamos de brazos cruzados y que por lo menos agotaremos todas
nuestras opciones. Los medios te saturan de información pero al
final todos ellos y los corruptos dependen de ti. De hecho te temen,
temen que despiertes y te des cuenta que tu poder sólo inicia con el
voto. Tu voto puede detener la violencia, mejorar la educación,
rescatar el campo y hacernos soberanos. Tú decides. Dale una
oportunidad a López Obrador, tal vez no es el mejor candidato pero
es el único que puede evitar el fatídico regreso del PRI. El voto
es tu mejor arma por ahora. Hazlo, motívalo, vigílalo y defiéndelo.
Diego M Bucio.